Por Ruben Vega M.
“Nosotros no queremos que nos regalen dinero; no somos mendigos. Sólo queremos que se nos pague un precio justo por nuestros productos, con ello podemos vivir de nuestro trabajo de manera digna…” palabras de Lourdes Salinas Espinoza del Taller Mujeres Unidas de Carabayllo. Lourdes refleja el sentir de los miembros de REDES Lima Norte. A ella se suman las múltiples voces de productores y consumidores asentados a lo largo de nuestro país, que vienen impulsando el Comercio Justo y Consumo Ético desde su condición de promotores de la Economía Solidaria.
Comercio justo, palabra que a simple vista significa; compra y venta de productos o servicios con criterios de justicia, pero cuya práctica se vuelve compleja en una realidad como la nuestra donde los distintos sectores y actores que tienen que ver con el desarrollo económico a nivel local, distrital, regional y nacional se encuentra en desigualdad de condiciones tanto educativas, económicas, políticas y sociales.
A estas desigualdades se suma el interés de las grandes empresas o consorcios que manejan grandes recursos económicos y que con ello, desde su poder económico, tienen influencia política para generar condiciones comerciales favorables a sus inversiones, perjudicando con esto a los pequeños productores. Por todo ello, es importante reflexionar sobre estas grandes desigualdades pero al mismo tiempo ir construyendo propuestas que favorezcan la generación de oportunidades para los pequeños productores; propuestas inspiradas desde los principios de la economía solidaria, con la finalidad de mejorar la calidad de vida de las personas.
Es importante considerar que el Comercio Justo y Consumo Ético implica la práctica de la democracia, de la igualdad entre hombres y mujeres, del trabajo con dignidad, del respeto de los derechos humanos y del medio ambiente, de valores como la honestidad, la honradez, la solidaridad, de la difusión de información a los consumidores acerca del origen del producto, del pago del precio justo, entre otras prácticas. Todo esto parte por un cambio de actitud y conducta personal como productores y consumidores, cuya acción debe traducirse luego al plano familiar y comunitario. Es vital fortalecer estas prácticas, de Comercio Justo y Consumo Ético, desde nuestra condición de productores y consumidores de Lima Norte.
En ese esfuerzo están en el Perú un grupo de organizaciones de productores, consumidores y promotores de economía solidaria, que se han constituido en la Red Peruana de Comercio Justo y Consumo Ético, este espacio capitaliza las diversas experiencias tanto a nivel local, regional, nacional e internacional y cuya existencia es una crítica al sistema actual excluyente y a la vez una propuesta alternativa concreta frente a ese modelo.
Si en verdad se quiere apoyar y financiar el desarrollo de Lima Norte desde una economía basada en términos justos, sustentables y ecológicamente razonables, la respuesta es simple…
¡Compre y pague a los pequeños productores precios justos!
¡Produzca y venda a los consumidores productos justos!
“Nosotros no queremos que nos regalen dinero; no somos mendigos. Sólo queremos que se nos pague un precio justo por nuestros productos, con ello podemos vivir de nuestro trabajo de manera digna…” palabras de Lourdes Salinas Espinoza del Taller Mujeres Unidas de Carabayllo. Lourdes refleja el sentir de los miembros de REDES Lima Norte. A ella se suman las múltiples voces de productores y consumidores asentados a lo largo de nuestro país, que vienen impulsando el Comercio Justo y Consumo Ético desde su condición de promotores de la Economía Solidaria.
Comercio justo, palabra que a simple vista significa; compra y venta de productos o servicios con criterios de justicia, pero cuya práctica se vuelve compleja en una realidad como la nuestra donde los distintos sectores y actores que tienen que ver con el desarrollo económico a nivel local, distrital, regional y nacional se encuentra en desigualdad de condiciones tanto educativas, económicas, políticas y sociales.
A estas desigualdades se suma el interés de las grandes empresas o consorcios que manejan grandes recursos económicos y que con ello, desde su poder económico, tienen influencia política para generar condiciones comerciales favorables a sus inversiones, perjudicando con esto a los pequeños productores. Por todo ello, es importante reflexionar sobre estas grandes desigualdades pero al mismo tiempo ir construyendo propuestas que favorezcan la generación de oportunidades para los pequeños productores; propuestas inspiradas desde los principios de la economía solidaria, con la finalidad de mejorar la calidad de vida de las personas.
Es importante considerar que el Comercio Justo y Consumo Ético implica la práctica de la democracia, de la igualdad entre hombres y mujeres, del trabajo con dignidad, del respeto de los derechos humanos y del medio ambiente, de valores como la honestidad, la honradez, la solidaridad, de la difusión de información a los consumidores acerca del origen del producto, del pago del precio justo, entre otras prácticas. Todo esto parte por un cambio de actitud y conducta personal como productores y consumidores, cuya acción debe traducirse luego al plano familiar y comunitario. Es vital fortalecer estas prácticas, de Comercio Justo y Consumo Ético, desde nuestra condición de productores y consumidores de Lima Norte.
En ese esfuerzo están en el Perú un grupo de organizaciones de productores, consumidores y promotores de economía solidaria, que se han constituido en la Red Peruana de Comercio Justo y Consumo Ético, este espacio capitaliza las diversas experiencias tanto a nivel local, regional, nacional e internacional y cuya existencia es una crítica al sistema actual excluyente y a la vez una propuesta alternativa concreta frente a ese modelo.
Si en verdad se quiere apoyar y financiar el desarrollo de Lima Norte desde una economía basada en términos justos, sustentables y ecológicamente razonables, la respuesta es simple…
¡Compre y pague a los pequeños productores precios justos!
¡Produzca y venda a los consumidores productos justos!
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